El teatro en busca del espacio perdido

Espacio de representación al aire libre en el estacionamiento de Miami-Dade County Auditorium (MDCA). Fotografía: Wilfredo Ramos (cortesía)

Hemos arribado a un nuevo año, dejando atrás otro marcado por la incertidumbre, la alarma, el caos, las pérdidas, la paralización casi de nuestras vidas y con ello también la del mundo cultural. Por suerte, hemos tratado de continuar el camino, con más lentitud, avanzando tres pasos, retrocediendo alguno, buscando nuevas maneras, reinventándonos a cada momento y poco a poco tratando de encontrar la luz al final del túnel.

En nuestra ciudad las artes han sido fuertemente golpeadas por esta situación, pero sin duda alguna es el teatro quien ha sufrido de manera más cruda estos tormentosos embates debido a que esta es la manifestación artística que requiere del contacto directo, del calor humano de una manera más vigorosa para su realización. Con los espacios de representación cerrados, el teatro casi ha agonizado, después de venir sobreviviendo desde hace algún tiempo gracias a pequeñas y escasas dosis de oxígeno.

Ante este lamentable panorama vivido durante casi la totalidad del año dejado atrás, el presente ha llevado a los teatristas a buscar nuevas posibilidades no exentas de dificultades y riesgos, siendo una de ellas la de sacar los escenarios hacia las calles. No estamos hablando de “teatro callejero”, que es una modalidad de esta manifestación artística, sino literalmente de sacar los escenarios del interior de los teatros. Colocándolos en plazas y parqueos de las propias instalaciones, tratando de atraer nuevamente a un público ansioso por romper la clausura que se vive en la actualidad.

Un ejemplo de lo anterior son dos espectáculos que se presentaron en Miami durante el pasado mes de enero, la puesta para niños “Los Mosqueteros y una Princesa en apuros” y el unipersonal “Sobre el daño que hace el tabaco”.

Kamila Duarte en “Los Mosqueteros y una Princesa en apuros”. Guión y Dirección Yani Martín. Fotografía: cortesía de Para Bajitos.

El primero de estos dos espectáculos fue concebido y dirigido por la actriz cubana Yani Martín, devenida para esta ocasión en autora del guion y directora, contando con las actuaciones de Kamila Duarte, Andrés Forero, Joel Rod, Rafael Farello y Bruno Gatti. “Los Mosqueteros y una Princesa en apuros” se presentó durante dos fines de semana, en el pequeño estacionamiento del Miami Hispanic Cultural Arts Center (MHCAC), situado en la Pequeña Habana, siendo una producción de la agrupación teatral Para Bajitos que dirige la propia Martín.

Para el mismo se acondicionó el espacio alrededor de una plataforma de madera casi a ras de piso, con mesas y sillas en donde los niños antes de la función podían colorear con materiales entregados para la ocasión, lo cual convertía la actividad en más que una mera presentación teatral, aprovechando las posibilidades que ofrecía el lugar.

Espacio de representación al aire libre en el estacionamiento de Miami Hispanic Cultural Arts Center (MHCAC). Fotografía: Wilfredo Ramos (cortesía)

Pero el proyecto se vio lastrado por el uso de micrófonos inalámbricos que les fueron colocados a los actores. Algo innecesario a pesar de estar trabajando al aire libre, ya que una buena proyección de voz hubiera sido más que suficiente porque no era tanta la distancia entre actores y público. El uso de dichos micrófonos malogró los diálogos ya que en muchos momentos dejaban de funcionar y la voz de los actores casi no se escuchaba por estos haberse acomodado al volumen que les proporcionaba el artefacto electrónico.

A pesar del incidente señalado, los asistentes recibieron con agrado la presentación y los niños tuvieron una hermosa oportunidad de entrar en contacto con elementos de la cultura tan necesarios para su formación como seres humanos.

Larry Villanueva en el unipersonal “Sobre el daño que hace el tabaco”, de Anton Chejov. Fotografía: Wilfredo Ramos (cortesía)

El segundo espectáculo, programado y llevado a escena en única función, fue el muy conocido monólogo en un acto del dramaturgo ruso Anton Chejov, “Sobre el daño que hace el tabaco”. Dirigido e interpretado por el destacado actor Larry Villanueva, en una producción de Arcas Images, esta entrega unipersonal tuvo como sede un escenario acondicionado también en un estacionamiento, en este caso el del Miami Dade County Auditorium (MDCA). Este es un espacio mucho más amplio que el parqueo de MHCAC que permite poder disfrutar de la representación desde el interior de los autos, así como también en sillas dispuestas lo bastante separadas unas de otras, para evitar la aglomeración del público. Para el que eligiera ver el espectáculo desde el interior de su auto, se instaló un sistema de sonido que a través de las frecuencias de FM permitía escucharlo.

Esta especie de “teatro-cine”, aunque es otra opción válida en tiempos de pandemia, presenta algunas limitaciones al amante del teatro en busca de disfrute porque la distancia y la visualización a través del cristal del auto, junto con el escuchar la voz mediante la radio son aspectos que enrarecen la experiencia teatral.

Nos sorprendió el que no se hubiera buscado la forma de hacer una proyección de lo que acontecía en el escenario, lo que hubiera mitigado la distancia para aquellos que preferían quedarse dentro de sus vehículos. También, el que no se le hiciera un sencillo “aforo” al escenario para evitarnos la visión de una para nada estética puerta de hierro que fungía como fondo y ensuciaba el ambiente de la puesta.

En cuanto a lo acontecido en la escena, estamos acostumbrados a que Larry Villanueva, ya sea en el rol como director o en el de actor, nos entregue trabajos bien pensados y procesados. En este caso su interpretación del personaje chejoviano del profesor convocado a ofrecer una conferencia, pero que deviene en un sujeto atribulado y necesitado de denunciar su insoportable situación matrimonial, nos entregó a un actor seguro de sí mismo, viviendo la vida de su personaje y convenciendo al público de estar en presencia de un actor completo que no por gusto se ha ganado el reconocimiento de especialistas y críticos. Sin duda fue una noche en donde la dramaturgia del gran Chejov se paseó por un improvisado escenario de Miami sin temor alguno.

Estas dos presentaciones teatrales ilustran el empeño de nuestras teatristas por regresar el teatro al contacto directo y frontal con el público.  Aunque para ello se recurran a situaciones que no siempre sean las más idóneas.

Lo importante a reseñar aquí es que el gremio teatral de la ciudad sigue luchando contra viento y marea por continuar su trabajo. Luchando contra cuanto obstáculo se presente en su horizonte, ya sea la poca asistencia de espectadores, la falta de recursos, el casi inexistente apoyo de los medios de prensa o una larga pandemia y poniendo sobre los escenarios todo el amor que son capaces de entregar.

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