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MIAMI CITY BALLET: DE LA GRANDEZA AL RETOZO EN UN PROGRAMA ESPLÉNDIDO CON DOS ESTRENOS MUNDIALES 

Written By Orlando Taquechel
February 16, 2024 at 12:13 PM

Dawn Atkins y Cameron Catazaro en “Firebird”, coreografía de Jerome Robbins y George Balanchine. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de Miami City Ballet).

Miami City Ballet (MCB), bajo la dirección artística de Lourdes López, concluyó con éxito sus presentaciones en el Arsht Center de Miami con el programa “Winter Mix” (en español, Mezcla de Invierno).

Un programa espléndido que abrió con el reimaginado  “Firebird”  (“Pájaro de Fuego”) con música de  Igor Stravinsky y coreografía de  Jerome Robbins y George Balanchine, que la compañía estrenó en febrero de 2020; y cerró con “Concerto DSCH” de Alexei Ratmansky, que forma parte del repertorio de la agrupación desde abril de 2018.

Los bailarines de Miami City Ballet en “Firebird”, coreografía de Jerome Robbins y George Balanchine. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de Miami City Ballet).

El pájaro de fuego es una criatura mágica presente en varias fábulas del folklore ruso. DSCH es una referencia al autógrafo musical de Dimitri Schostakovich (D.Sch), compositor del Concierto para piano n.° 2, op. 102 en fa mayor, la música utilizada por Ratmansky. “Firebird” es un encuentro con la grandeza y “Concerto DSCH” es puro retozo.  Ambas son obras maestras favoritas del público asiduo al ballet.

Después de “Firebird” y antes de “Concerto DSCH” – que contó además con el piano magnífico de Francisco Rennó- se presentaron dos estrenos mundiales: “Análogo” de Margarita Armas y “PAGANINI, In Play” de Durante Verzola.

Los bailarines de Miami City Ballet en “Análogo”, coreografía de Margarita Armas. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de Miami City Ballet).

“Análogo” es un ballet contemporáneo para 10 bailarines y una propuesta que sorprende por su cordialidad. Durante 12 minutos, que pasan sin darnos cuenta, vamos descubriendo a una creadora con una manera de hacer clara, concisa y sencilla. Tres cualidades que hacen del trazo coreográfico de Armas un dibujo sin ambigüedades que se agradece.

La música -de Aukai, Miss Meadow y Nina Simone, en ese orden- establece la atmósfera en cada una de las tres secciones perfectamente enlazadas de este ballet contemporáneo y hace avanzar la acción hacia un desenlace que vemos venir pero que resulta ser absolutamente satisfactorio.

El mensaje original sobre parejas en tiempos de guerra que anhelan reunirse, presente en la canción de Cole Porter “You’d Be So Nice to Come Home To” (“Sería un Placer Volver a Casa Contigo”) interpretada aquí por Nina Simone, es transformado en subtexto para un llamado al reconocimiento de nuestra conexión con el mundo que nos rodea.

Esta es la segunda ocasión que Margarita utiliza la intensidad lacerante del estilo declamatorio de Nina Simone. En “Getta”, su trabajo anterior, la canción seleccionada fue el “Ne Me Quitte Pas” (“No Me Abandones”) de Jacques Brel. Concebido como un solo para ella misma, reapareció después como un solo masculino con el título de la canción , en el “Men Who Dance” de 2022, donde fue interpretada por Renán Cerdeiro.

En ocasiones, la analogía puede ser considerada un vicio del lenguaje, pero cuando es utilizada como una invitación a la reflexión desde una posición amable y nada pretenciosa, es un recurso absolutamente válido que ayuda a la comprensión del mensaje. “Análogo” es un buen ejemplo.

Alexander Peters y Samantha Hope Galler en “Análogo”, coreografía de Margarita Armas. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de Miami City Ballet).

Contribuyen a la belleza y eficacia comunicativa de su puesta en escena, el vestuario de Spiridonakos (léase Andrea Spiridonakos, ex solista del MCB que acumula ahora logros y reconocimientos como diseñadora) y el diseño de iluminación de Mark Stanley (homenaje al “In The Upper Room” de Twyla Tharp y Jennifer Tipton incluido).

Los intérpretes que bailaron “Análogo” en la función del domingo 11 de febrero a la que asistimos, fueron Samantha Hope Galler y Alexander Peters, Adrienne Carter y Rui Cruz (como parejas solistas), acompañados por Juliet Hay, Liy Maulsby, Matilda Solis, Satoki Habuchi, Andrew Larose y Jordan Martínez. Todos proyectando una desenvoltura encantadora.

Los bailarines de Miami City Ballet en “PAGANINI, In Play”, coreografía de Durante Verzola. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de Miami City Ballet).

Tras una breve pausa, le llegó el turno a “PAGANINI, In Play”, segundo estreno mundial del programa, tercera obra de grupo de la noche y cuarto trabajo de Durante Verzola para MCB.

Con una duración de un poco más de 20 minutos y claramente estructurada en cuatro movimientos, esta propuesta para 18 bailarines utiliza selecciones de dos cuartetos de cuerda del legendario compositor genovés y hace que los músicos encargados de interpretarlas en vivo compartan el escenario con los bailarines. Ellos son, los violinistas Mei Mei Luo y Geremy Miller, el violista Michael O’Gieblyn y la violonchelista Ashley Garritson. El estilo de la música es prerromántico. El estilo del baile es neoclásico.

Se dice que Paganini le permitía libre albedrío a los músicos que interpretaban sus composiciones y el resultado era un virtuosismo descarado y arrebatador -siempre nuevo, siempre irrepetible- que los espectadores disfrutaban muchísimo.

Jennifer Lauren y Renán Cerdeiro en “PAGANINI, In Play”, coreografía de Durante Verzola. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de Miami City Ballet).

El libre albedrío no existe en el neoclasicismo pero los mejores momentos de “PAGANINI, In Play” son esos breves instantes en los que Durante da la impresión de haber incorporado el concepto a su dibujo coreográfico. Sin embargo, la broma prometida (el ‘in play’ del título) no se materializa del todo y el manejo del espacio se complica con la adición de cuatro hombres en el primer movimiento y cuatro mujeres en el tercero.

Pero Durante sabe como hacer un pas de deux a la altura de las circunstancias -solo hay que recordar el dueto “San Francisco el Grande” de “Sentimiento”, su obra anterior para MCB- y ahora lo demuestra en dos ocasiones, al facilitar el exquisito trabajo de pareja de Jennifer Lauren y Renan Cerdeiro, y el de Hannah Fischer acompañada por Cameron Catazaro.

Por último, es imposible no mencionar el impacto de otras dos actuaciones: la de Dawn Atkins en “Firebird” y la de Brooks Landegger en “Concerto DSCH”.

Brooks Landegger, Francisco Schiereff y Jennifer Lauren en “Concerto DSCH”, coreografía de Alexei Ratmansky. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de Miami City Ballet).

La bellísima Dawn Atkins queda en la memoria como “una criatura que se mueve de manera magnífica” y una “mujer deslumbrante” (los entrecomillados parafrasean la descripción del pájaro de fuego hecha por Balanchine) pero es también una intérprete consumada.

Por su parte, Brooks Landegger nos hizo recordar algo que dijo en 1910 Sergei Diaghilev (el fundador de los Ballets Russes) durante uno de los ensayos del original “Firebird” de Michel Fokine, señalando a Stravinsky: “Mírenlo bien, es un hombre en vísperas de la celebridad”.

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