Éxito total el concierto navideño de la serie St. Hugh-Steinway

Todos los cantantes participantes en la “Christmas Extravaganza” con que cierra el año la serie St. Hugh-Steinway. Fotografía: Daniel Fernández (cortesía)

No sólo es el concierto más vendido y gustado de la serie, sino que se ha ido convirtiendo en una tradición. La “Christmas Extravaganza” con que cierra el año la serie St. Hugh-Steinway, este año se celebró a tope en la noche del día 10 de diciembre.

Y es que la calidad del espectáculo mantiene un público fiel y poco a poco, cada año, va atrayendo a más melómanos, pues nadie sale insatisfecho de este derroche de buena música que además lleva el acento de la música navideña, y el cierre tan gustado de una recepción donde los asistentes no solo puede compartir con familiares y amigos, sino que también puede hacerse fotos con las generosas estrellas de la noche que comparten con sus admiradores.

La primera parte del programa es siempre dedicada al repertorio operístico y esta vez contó con el debut en la serie del barítono cubano Eleomar Cuello, que dramáticamente entró en escena por la puerta principal del hermoso templo modernista de St. Hugh con las divertidas notas de “Largo al factótum” de “El barbero de Sevilla”, de Rossini, que el joven, recién mudado a Miami, interpretó con toda la gracia, acompañado al piano por el multifacético Roberto Berrocal, también director artístico de la serie.

Eglise Gutiérrez cautivó al público con su “Sempre Libera”. Fotografía: Daniel Fernández (cortesía)

Seguidamente, la soprano Marinel Cruz entregó una muy sentida y matizada “Chi il bel sogno di Loretta” de “La Rondine”, de Puccini. Fue muy aplaudida, pero lo que habría de entusiasmar al público sería la obra a continuación: “Sempre Libera de La Traviata”, de Verdi, donde la soprano Eglise Gutiérrez, hizo alarde de sus espléndidos agudos y de sus emotivos pianos, demostrando un sólido control de sus facultades tanto vocales como dramáticas. Esta popular aria fue lógicamente una de las más aplaudidas de una noche donde los largos aplausos se sucedieron constantemente.

La soprano María Aleida, recién regresada de una gira con Andrea Bocelli, interpretó con su gracia y frescura habitual el vals “Il Bacio”, de Luigi Arditi. Luego la mezzosoprano María Antúnez hizo gala de sus graves registros para lograr emotivos colores en su entrega de la canción “Wien, du Stadt Meine Traume”(Viena, tú, ciudad de mis sueños), de Rudolf Sciekcynski.

El tenor Martín Nusspaumer continuó el repertorio en alemán con una formidable interpretación de “Freunde das Leben is Lebenswert!” (Amigos, la vida vale la pena vivirla) de la comedia musical “Giuditta”, del famoso compositor Franz Lehar más conocido por sus operetas, en especial, “La viuda alegre”. Y justamente de esta opereta sería el próximo, número: la escena del hermoso vals, a cargo del barítono Cuello y de Gutiérrez como la hermosa viuda. Este dúo con todo y sus giros bailables, fue otro de los momentos de grandes aplausos y gritos de: ”Bravi”.

Eglise Gutiérrez y Eleomar Cuello fueron muy aplaudidos en el vals de “La viuda alegre”.Fotografía: Daniel Fernández (cortesía)

Cerró la primera parte de la noche el siempre bienvenido coro de “La Traviata”: “Libiamo ne liete calici”, con todos los cantantes repartiéndose momentos en solitario y compartiendo en conjunto. Un toque de gran alegría que en esta caso tenía sabor navideño.

No hubo intermedio, sino unos minutos de pausa para dar paso al repertorio de la Navidad. La transición pasó a través de las maravillosas manos de Berrocal que ofreció sus originales y poderosas versiones de “Hallelujah”, de Leonard Cohen, y “All I want for Christmas is you”, de Mariah Carey.

Nusspaumer regresó al escenario con una muestra de su consumada versatilidad: “Comfort Ye… Every valley”, de “El Mesías”, de Handel. Cantar arias barrocas no es fácil, la técnica difiere mucho del bel canto y otros estilos musicales. Se precisa en estas interpretaciones de un dominio total del instrumento vocal y especialmente de la respiración para las ornamentaciones y las largas frases musicales. El excelente tenor se lució nuevamente en esta obra.

Igualmente deslumbrante, Gutiérrez entregó una hermosa y bien articulada “Rejoice greatly, oh daughter of Zion”, de la misma obra del compositor.

Pasando del barroco al verismo María Aleida dio su sentida versión del “Ave María” de “Cavalleria Rusticana”, de Mascagni. No menos sentido resultó el famoso Spiritual: “He’s got the whole world in his hands”, donde Antúnez demostró la amplitud y efectivo uso de sus registros.

Cruz regaló un posible estreno en esa sala, el bello “Villancico yaucano”, de Amaury Veray. La cantante hizo énfasis en la inspirada ternura de la pieza, sin perder la oportunidad de lucir su hermosa voz.

María Antunez y Martin Nusspaumer le dieron un toque especialmente conmovedor al villancico “El nacimiento”. Fotografía: Daniel Fernández (cortesía)

Una especial sorpresa fue el bellísimo “El nacimiento”, de Ariel Ramírez a dúo por Antúnez y Nusspaumer. Los esposos le dieron a la pieza una especial carga afectiva que conmovió a todos.

Cuello cerró el desfile de cantantes en solitario con su brillante versión de “O Wondrous Night”, en arreglo de Joseph M. Martin. El joven cantante es sin duda una gran adquisición para esta serie de conciertos.

El cierre fue un hermoso y conmovedor medley de canciones tradicionales a cargo de todos los cantantes en atrevido juego polifónico y bilingüe. “White Christmas”, “Noche de Paz” y “Holy Night”. Ante la larga ovación de pie, los cantantes y el pianista regalaron una divertida “I want a wish you a Merry Christmas…”coreado por los asistentes. Sin duda una bella antesala de la más hermosa fiesta del año.

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