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‘Bajo la línea’ del Metrorail, un proyecto para un nuevo habitar en Miami

“The Underline”. Jardín de esculturas (2022). Obra de Typoe y EstudioLAAVA. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
En Miami no se había visto un proyecto más ambicioso de arte público como “The Underline”(en español, “Bajo la Línea”). Ya era hora. Porque es una ciudad que crece aceleradamente, pero no siempre lo hace siguiendo un plan de ordenamiento urbanístico- arquitectónico coherente, donde lo público, que es el espacio común, se tenga en cuenta como un eje vertebrador para enriquecer una habitabilidad sostenible, entre la ciudad y el ciudadano, entre el espacio público y el espacio privado, entre las prerrogativas o iniciativas individuales y las necesidades sociales comunitarias.

“The Underline”. Arcos Inclinados (1984). Escultura de Athena Tacha. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
¿En qué consiste “The Underline”? Esta iniciativa, comenta Rina Gitlin, curadora del proyecto, “pretende transformar el terreno subutilizado debajo del Metrorail, desde el Miami River, hasta la estación de Dadeland South, en un parque lineal, sendero urbano y destino de arte público”.
Según la web (www.theunderline.org), “el presupuesto total de construcción y diseño es de 140 millones de dólares y casi toda la financiación de la construcción está disponible”.
El Plan Maestro de Arte y Cultura Pública, de acuerdo con esta misma fuente, costará 7 millones de dólares. De estos, 1,5 millones ya ha sido recaudados. Un costo estimado por las operaciones, el mantenimiento, los programas estaría entre 750,000 y 900,000 dólares por milla al año.

“The Underline”. Agua/Mesas (2020). Objeto escultórico de Cara Despain. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
Miami dispone de amplias y ajardinadas calles. Aquí no sucede como, por ejemplo, en ciudades europeas donde, para el peatón, al decir de Le Corbusier “la calle es una trinchera, una grieta profunda, un pasillo estrecho. Las paredes se levantan a dos codos de distancia; el corazón se siente oprimido, a pesar de haber vivido así hace miles de años”.
Pero en Miami, ese peatón, comprobará que es el único que camina por aceras desiertas y lo tendrá difícil cuando quiera cruzar la calle. Encontrará que estas parecen autopistas y el concepto de peatón está completamente eclipsado por el de coche.

“The Underline”. La Alegoría (2021). Pintura mural de Edny Jean Joseph. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
Las calles, las aceras, y la plaza, por ejemplo, elementos esenciales, para la sociedad (y la sociabilidad), como foro legitimo para la expresión pública, salvo raras excepciones, parecen negadas a esta función. Son absolutamente indiferentes a este uso, por tanto, han perdido este sentido público. Si el peatón, el ciudadano en la calle de la ciudad europea de Le Courbusier se siente oprimido, se percibe agobiado, el viandante en Miami se siente desolado, ansioso de sociabilidad y comunicación.
Miami es una ciudad con un urbanismo muy particular. Imagínese una vista desde la ventanilla del avión, en lugar de una urbe como suelen ser las europeas, con hipersaturación urbanística y arquitectónica en su centro y sucesivos círculos periféricos, veremos una especie de jardín gigante salpicado por construcciones.

“The Underline”. Banco Social Modificado para Venice #04 (2019). Obra de Jeppe Hein. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
Un área paisajística espléndida, donde se entremezclan canales, ríos, lagos y edificaciones, aunque siguiendo unos criterios de ordenamiento arquitectónico y urbanístico que son, a veces, un tanto disparatado. Y conforme bajemos en altura, veremos largos caminos elevados del Metro Rail, así como los elevados de las autopistas, surcando sobre el techo de una vegetación exuberante de la ciudad, formando un amasijo de hormigón, hierro y naturaleza verde que se torna sobrecogedor.
Percibiremos que el enjambre de vías elevadas, del Metrorail y de las autopistas, han creado debajo de ellas mismas, otro enjambre de “espacios muertos”, espacios de función indeterminada. Espacios que, despojados de una significación arquitectónica o urbanística propia, adquiere con mucha frecuencia un aspecto sórdido, una apariencia de algo olvidado, anodino y desperdiciado.

“The Underline”. Tesoros que Desaparecen (2021). Pintura mural de Jennifer Basile. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
Fue precisamente esa percepción de lo desperdiciado dentro del espacio público lo que hizo brotar la idea base de “The Underline”. Porque este proyecto surge -apunta Gitlin- “de un accidente, cuando Meg Daly, la fundadora de “The Underline” se fractura sus dos brazos. Al no poder manejar a su Fisioterapia, comienza a usar el Metrorail y a caminar debajo de la estructura del tren. Es así como se da cuenta que todo ese espacio es muy amplio y tiene sombra”.
“The Underline” es el primer proyecto que, de modo coherente, pretende recuperar esos espacios desperdigados por toda la ciudad. Recuperarlos de una manera sostenible, experimentando una estrecha relación entre el arte, la actividad urbanística, el entretenimiento y el paisajismo. Armonizando todas estas potencialidades en función del habitar público.

“The Underline”. Escondite (2024). Obra de We are Nice’n Easy. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
En el proyecto “The Underline” que lleva gestándose desde hace 10 años, se han involucrado el Miami-Dade County Art in Public Places y el UAAC (Underline Art Advisory Council). “Hasta ahora- destaca Rina Gitlin-, se han abierto 2.6 millas que incluyen una ciclovia, una cancha de basketball y fútbol soccer, senderos para caminar, jardines con plantas nativas y un playground. En los próximos años se abrirán las siguientes 7 millas”.
La experimentación “The Underline”, además de ofrecer soluciones para la recuperación del espacio público desperdiciado, invita también a la reflexión.

“The Underline”. Dualidad (2022). Escultura de Hank Willis Thomas. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
Porque cualquier acercamiento al problema del arte público al aire libre en Miami, que avance en soluciones satisfactorias para enriquecer el habitar de los ciudadanos y también, de la ciudad misma, debe preguntarse primero: ¿qué es el espacio público? ¿Cómo se presenta y consume el arte dentro de un espacio público desestructurado, cuya escasa vertebración afecta, no solo la potencialidad del arte público, sino también los resortes socioculturales de comunicación entre la ciudad y los ciudadanos? ¿Cuáles podrían ser los roles del arte público en el espacio urbanístico arquitectónico de una urbe que experimenta un tránsito vertiginoso de simple ciudad playera a reivindicarse como Metrópolis global?
Algunas de las respuestas a estas interrogantes, están despejadas en “The Underline”. Es un proyecto que, de acuerdo con Rina Gitlin, “pretende ser una galería de arte de 10 millas al aire libre que involucre y conecte, tanto a residentes, como a visitantes. El repertorio incluirá obras de arte permanentes y temporales de diversos artistas locales, nacionales e internacionales”.

“The Underline”. ¿Es el Azul el Color del Océano? (2024). Escultura de Bony Ramirez. Fotografía: “The Underline” (cortesía).
En el recorrido de dos millas que ya se ha completado, encontramos esculturas, arte instalativo, pinturas murales y arte site-specific. Su lenguaje va desde esculturas de lenguaje abstracto, hasta obras de lenguaje figurativo, pinturas murales, abstractas y figurativas, intervenciones en el espacio público, etc.
“The Underline”, aunque aún está por verse, va camino de convertirse en un proyecto de arte urbano ejemplar para la ciudad del siglo XXI.
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