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Conversando con Pam Tanowitz sobre sus ‘danzas coincidentes’ para Miami City Ballet

La coreógrafa Pam Tanowitz y el bailarín Ethan Rodrigues, junto a otros miembros de Miami City Ballet, en un ensayo de “Coincident Dances”, que se estrena este 14 de febrero en el Arsht Center de Miami. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de MCB).
Desde su base en Nueva York, durante una ola de frío polar en enero, la coreógrafa Pam Tanowitz se lamentaba del estado del tiempo, diciéndonos, “Estoy contando los días hasta mi regreso a Miami”.
Un regreso para ponerle los toques finales a su próximo estreno mundial, “Coincident Dances” (en español, “Danzas Coincidentes”), un trabajo comisionado por Miami City Ballet que le dará calor a su Winter Mix cuando llegue al Arsht Center for the Performing Arts el 14 de febrero, acompañada por dos obras de repertorio de George Balanchine: “La Valse”, elegante y misteriosa con música de Maurice Ravel, y “Walpurgisnacht”, con su dinámica embrujadora a través de selecciones de la ópera “Fausto” de Charles Gounod.

Lourdes López, directora artística de Miami City Ballet, ensayando “La Valse” de George Balanchine, con Jordan-Elizabeth Long y Chase Swatosh. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de MCB).
No es que nuestro clima necesariamente marque la naturaleza de “Coincident Dances”, aunque a la coreógrafa le entretiene ese concepto y nos enfatiza, “La vida es complicada y todo puede filtrarse dentro de una creación”. En su caso, por ejemplo, están la maternidad y el divorcio, su herencia judía, el amor por los museos y las películas francesas y, sí, también el estado del tiempo, efímero, nos recuerda ella, como la danza.
De hecho, Tanowitz menciona un proyecto suyo, simultáneo a su obra para MCB. Su coreografía para “The Seasons”, próximo estreno de Boston Lyric Opera, tiene un libreto de Sarah Ruhl que surge de los conciertos de violín de Vivaldi que hacen referencia a las temporadas del año.
Esas comisiones, entre tantas para importantes compañías de Estados Unidos y Europa, hacen de Tanowitz una de las creadores más atareadas en la danza de hoy. Además de mantener su propio grupo, Pam Tanowitz Dance, ya por veinticinco años, hace coreografías para el cine y ejerce cátedra en el departamento de danza de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey. “Aunque no necesito más trabajo” confiesa, “me estresaría si me dejaran de llamar. ¡Con cada oportunidad me siento tan afortunada!”
No es de extrañar que Tanowitz esté muy consciente de su cuidado personal y que fielmente le dedique tiempo a la caminadora de banda. “Tengo que hacer eso todas las mañanas”, dice ella, “pues me ayuda a enfocarme en los ensayos”.
Y ella ha mantenido ese enfoque, amplio y profundo, con excelentes resultados al recibir dos premios Bessie, un premio de Jacob’s Pillow Dance, un premio de artista Doris Duke y una beca Guggenheim. Estos honores resultan especialmente significativos para una persona que le atribuye a su carrera un florecimiento tardío.
“Tengo 55 años. Y desde que tenía 23 años estuve haciendo coreografía en Nueva York por mucho tiempo antes de que se fijaran en mí”, señala esta artista nacida en Westchester, Nueva York, y graduada con maestría en las artes de Sarah Lawrence College. “Llevé un camino totalmente diferente. No fui bailarina de una compañía que luego decidió actuar sola. Y mi compañía se basa en proyectos, con bailarines autónomos”.

Pam Tanowitz y los bailarines de Miami City Ballet en un ensayo de “Coincident Dances”. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de MCB).
Varias figuras de la danza moderna han instruido su trabajo. Pero entre éstas, Merce Cunningham, un gran innovador de mediados del siglo XX, se destaca. “Me encanta su técnica, las líneas tan limpias de sus trabajos”, dice Tanowitz. Esta conexión artística surge a través de Viola Farber, integrante de la compañía original de Cunningham y una fuerza creativa de propio mérito. “Ella fue mi mentora en Sarah Lawrence”, dice Tanowitz de la directora de danza de su universidad. “Me retaba y me enseñó una manera nueva de bailar. Ella cambió mi vida”.
Tomando en cuenta la trayectoria de Tanowitz, muchos observadores señalan 2019 como un año de maravillas. Un auge en su carrera elevó la visibilidad de la coreógrafa hasta las estrellas, dadas las comisiones que recibió de Martha Graham Dance Company, Paul Taylor Dance Company, New York City Ballet y el Royal Ballet de Gran Bretaña. Contactada hace más de dos años por Lourdes López, directora artística de MCB, para formalizar este próximo estreno, Tanowitz ya se había incorporado poco a poco a esta entidad.

Las bailarinas del Miami City Ballet ensayando “Walpurgisnacht Ballet” de George Balanchine. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de MCB).
A finales de 2016, para inaugurar el Faena Forum en Miami Beach, Tanowitz realizó “Once With Me, Once Without Me”, un trabajo específico al sitio uniendo a sus bailarines con estudiantes avanzados de la escuela de MCB. En mayo de 2019, el mismo mes en que el New York City Ballet presentó “Bartók Ballet”, la primera pieza de Tanowitz para esa compañía, tuvo lugar el estreno de “Gustave Le Gray No. 1”, un cuarteto creado para Dance Theatre of Harlem y Miami City Ballet, con un hombre y una mujer de cada compañía, como parte de Ballet Across America en el Kennedy Center. Tanowitz explica que el “No. 1” usa zapatillas de ballet mientras que el “No. 2”, para su propio grupo, lleva la misma base de movimiento ajustada para bailarines descalzos.
La exploración por Tanowitz del trabajo en puntas, que se verá en “Coincident Dances”, lleva esa práctica clásica hacia el territorio muy particular de esa creadora. “Muchos coreógrafos más jóvenes”, considera, “entran al ballet para hacer una obra que creen que el público quiere ver. Yo hago lo que me interesa y siempre cuestiono las cosas: la posición de un brazo, por ejemplo, o la inclinación de la cabeza. Creo que así también el proceso resulta más interesante para los bailarines”.
Satoki Habuchi, solista de MCB, está de acuerdo, sintiéndose estimulado al ver cómo Tanowitz acepta la contribución de los intérpretes. Entre siete hombres que junto a ocho mujeres integran el elenco de “Coincident Dances”, participó siendo aún alumno de la escuela de MCB en el proyecto del Faena Forum. Ahora con más experiencia en trabajos contemporáneos ha profundizado su talento al seguir la recomendación de Tanowitz de “presentar una versión neutral de mí mismo”. Los intérpretes, como él ha aprendido, no tienen que necesariamente hacer de sus movimientos algo grandioso.
Aún así, en su versión más natural, los bailarines de MCB resultan bastante llamativos. Habuchi cuenta cómo después de que Tanowitz lo vio en el estudio durante una clase hacer un salto impactante, ella decidió incorporar esa hazaña a su baile, llamándola “el especial de Satoki”.

Pam Tanowitz y Hannah Fischer ensayando “Coincident Dances”. Fotografía: Alexander Iziliaev (cortesía de MCB).
Hannah Fischer, bailarina principal de MCB cuya amplia experiencia en la danza contemporánea se remonta a sus días en el Ballet Nacional de Canadá, aprecia cómo Tanowitz fomenta la “intención honesta” en cada movimiento. Fischer opina que su arte tiene tanto que ver con la disposición mental como con el esfuerzo físico. “Pam trae un plan cuando entra al estudio”, dice está siempre interesante intérprete, “pero también fomenta nuestra apertura hacia lo desconocido. Si cometemos algún error pues es posible que a ella acabe por gustarle”.
Desafiando las expectativas tradicionales, en una parte de la danza, Tanowitz le preguntó a Fischer si se sentiría cómoda dando vueltas alrededor del escenario en un manège, con saltos generalmente reservados para los hombres. Encantada en aceptar ese reto, la bailarina lo convirtió en una ráfaga de emoción fuera de lo común. Y es revelador que ella igual que Habuchi señalan a un dúo masculino como uno de los momentos más conmovedores del ballet.
La coreógrafa también se muestra poco ortodoxa al no utilizar conteos al construir las frases de una danza. Los bailarines se guían por la música, la interacción con sus compañeros y sus propias reacciones internas. Esa es la corriente que según Fischer ella sigue, sea al unísono o en contrapunto, en referencia constante a su medio. Y Habuchi añade, “Siempre tenemos que mirarnos los unos a los otros. Así voy dejando que la música me guíe emocionalmente”.
Aquí Tanowitz utiliza dos partituras de gran brillo de Jessie Montgomery: “Starburst” y “Coincident Dances”. La colaboración incluye, entre figuras de confianza de la coreógrafa, a los diseñadores Reid Bartelme y Harriet Jung para el vestuario y Brandon Stirling Baker para la iluminación, todos una gran ayuda con frecuencia a sus creaciones. La música de Montgomery en particular, dice la coreógrafa, “se escucha como muy cosmopolita y entretiene de la manera más inteligente posible. Es una gran inspiración”.
QUÉ: Miami City Ballet en su programa Winter Mix, con el estreno mundial de “Coincident Dances”.
CUÁNDO: 7:30 p.m. viernes y sábado 14 y 15 de febrero; 2 p.m. domingo 16 de febrero
DÓNDE: Adrienne Arsht Center for the Performing Arts (1300 Biscayne Blvd., Miami)
ACTUACIONES ADICIONALES en el Broward Center for the Performing Arts (201 SW Fifth Ave., Fort Lauderdale) 7:30 p.m. sábado 22 de febrero; 2 p.m. domingo 23 de febrero y el Kravis Center for the Performing Arts (701 Okeechobee Blvd., West Palm Beach) 2 p.m. y 7:30 p.m. el sábado 8 de marzo y 1:00 p.m. el domingo 9 de marzo.
PRECIO: $25-$225, dependiendo de la hora y el lugar del espectáculo.
PARA MÁS INFORMACIÓN: llame al (305) 929-7010 o visite miamicityballet.org
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