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RECUPERANDO A NICOLÁS GUILLÉN LANDRIÁN, ‘NIÑO TERRIBLE’ Y CINEASTA DE CULTO 

Written By Jesús Vega
March 26, 2024 at 12:00 PM

“Landrián”, de Ernesto Daranas, nos revela una dimensión hasta ahora desconocida de una terrible historia de censura y ostracismo. Fotografía: cortesía del 41st Miami Film Festival.

La imagen cinematográfica de Nicolás Guillén Landrián (Camagüey, 1938 – Miami, 2003) ha sido y es una especie de rompecabezas constituido por fragmentos recuperados e irrecuperables. El primer escalón lo constituyen algunos de sus documentales clásicos hechos en Cuba, rescatados y colocados en Internet con respeto y devoción. Sin embargo, como finalmente el cineasta tuvo que emprender el camino del exilio, el proceso se gesta fundamentalmente a la inversa, fuera de la isla, con el documental “Inside Downtown” (1991) último documental de Guillén Landrián codirigido con Jorge Egusquiza Zorrilla.

Este año, la muestra “Spotlight on Cuba” del Festival de Cine de Miami (MFF) del Miami-Dade College, organizada por el crítico Alejandro Ríos, programador del Festival, presentará dos aproximaciones fílmicas a su vida y obra que, como fragmentos a su imán, completan lo más posible la imagen de un realizador, pintor y poeta censurado que, ni siquiera después de su muerte aparece en la relación de cineastas en la página web del ICAIC.

La primera aproximación es la Nicolás Guillén Landrián Retrospective (Shorts Block), donde se presentan cinco documentales imprescindibles, recuperados por el equipo de Ernesto Daranas Serrano (La Habana, Cuba, 1961) a partir de copias en 35 milímetros mal conservadas en las bóvedas del ICAIC, junto a “Inside Downtown” en una versión restaurada por la Universidad de Edimburgo después de veinte años. El resultado son 94 minutos de encuentro con uno de los realizadores más inspirados y revolucionarios del cine cubano.

El otro “fragmento a su imán” viene a completar la dimensión faltante desde hace décadas. “Landrián” (2024), realizada por Daranas, es una auténtica labor de arqueología, exploración y reconstrucción, un trabajo titánico que vence al final la desidia, el olvido y la censura, para revelar facetas de Guillén Landrián con la ayuda indispensable de Gretel Alfonso, viuda del artista; y de Livio Delgado, uno de los más importantes directores de fotografía del cine cubano, quien trabajó en los documentales más importantes de Guillén Landrián, entre 1963 y 1965 (que, por cierto, tampoco figuran en la filmografía del sitio del ICAIC).

Daranas, un realizador que tiene una extensa y laureada carrera, con películas y documentales como “Sergio & Serguei”, “Conducta”, “Los dioses rotos” y “Los últimos gaiteros de La Habana” entre otras obras fundamentales, nos habla a continuación de este documental imprescindible, estrenado en el Festival de Cine de Venecia 2023, sección “Venice Classics”, junto a obras capitales de Welles, Varda, Tarkovski, Coppola, Losey, Ozu y Malick, entre otros creadores míticos.

¿Cómo surgió la idea de “Landrián”?

La verdad es que todo fue un poco casual. En el 2019 hice una visita de trabajo a los archivos fílmicos de la Habana y me impactó el pésimo estado de conservación de sus películas. Me interesé por “Ociel del Toa” (1965), un documental de gran valor sentimental para mí y supe que estaba a punto de perderse junto a la mayor parte de la obra de Nicolás Guillén Landrián. Fue entonces que concebí el “Proyecto Landrián” con el objetivo de salvar esas películas. El documental como tal no era parte de mis planes iniciales, pero el impasse de la pandemia me animó a emplear ese tiempo en hacer esta película que tuvo su estreno mundial en la 80 Muestra Internacional de Cine de Venecia y que me hace mucha ilusión presentar ahora en el MFF.

En “Landrián” se rescata doblemente al cineasta como creador y como persona. ¿Qué ha significado esto para usted como realizador y como persona?

Desde hace ya 20 años, y gracias al trabajo de varios colegas y críticos, Landrián se ha convertido en un cineasta de culto para las nuevas generaciones de cineastas cubanos. Mucho más que mi película, ha influido en esto la vigencia de su propia obra y la lamentable persistencia de la censura y la exclusión en el cine que se hace hoy en la Isla. Tal y como sucedió con Landrián, el exilio ha vuelto a ser la alternativa para una apreciable cantidad de cineastas cubanos que ahora intenta desarrollar su carrera lejos de su patria. Como cineasta y ciudadano me resultaba importante referirme a todo esto.

¿Qué retos implicó esta ardua labor de profundizar en la búsqueda y hallazgo de material fílmico en peligro de extinción?

Primero estuvo la complejidad de localizar los 10 títulos que logramos restaurar. El lamentable estado de los archivos del ICAIC hace muy difícil localizar algunas obras, especialmente las más antiguas y dañadas, como es el caso de los documentales de Landrián. Pese a eso, contamos con la pasión de los trabajadores del archivo quienes se mostraron realmente comprometidos con salvar el legado fílmico de este “enfant terrible” del cine cubano. Luego tocó su turno a la restauración digital de un material que en algunos casos estaba ya a punto de perderse, y en esto resultó clave el aporte de Alhabana Films y del productor Luis Tejera. 

En “Ociel del Toa” (1965) Guillén Landrián revela la poesía latente en la pobreza de un pueblo del oriente cubano. Fotografía: cortesía del 41st Miami Film Festival.

¿Y cuáles retos enfrentó a la hora de plantear su proyecto de dar vida a un cineasta “engavetado” por el ICAIC?

Yo ya conocía de intentos anteriores por restaurar la obra de Landrián que no habían prosperado debido a la reticencia que siempre ha existido con él. Sin embargo, la realidad fue que Ramón Samada, el presidente del ICAIC en el 2019, no tuvo reparos en apoyar el Proyecto Landrián al ver que la obra que le proponíamos restaurar estaba realmente a punto de perderse. A eso se sumó la Cinemateca de Cuba, específicamente su director Luciano Castillo, gracias a quien pudimos localizar algunos de los 10 documentales restaurados. El resto dependió básicamente de las gestiones que hicimos nosotros ya de manera independiente, las que nos permitieron asumir un proceso bastante costoso y muy complejo técnicamente.

¿Cuál fue (o fueron) la mayor emoción (emociones) al ir redescubriendo el proceso creativo de Nicolasito Guillén Landrián?

Restaurar tiene algo de arqueología y trabajar con el material físico del celuloide nos reveló algunas curiosidades del proceso creativo de Landrián sobre las que tengo pensado escribir en algún momento. Otra cosa que disfrutamos mucho fue la búsqueda y el hallazgo de una apreciable cantidad de material inédito, especialmente fotográfico. En esto fue clave el trabajo de nuestras productoras Esther Masero, Ariagna Abreu y del editor Pedro Suárez.  Pero tal vez lo más importante ha sido la gentileza de Gretel Alfonso y de Livio Delgado, quienes nos aportaron también mucha información que resultó decisiva tanto para la restauración como para el propio documental que terminamos haciendo y que contó con la fotografía de Ángel Alderete.

¿Qué nuevo proyecto a futuro inmediato tiene en proceso el incansable Ernesto Daranas?

Junto al fotógrafo Héctor Garrido y la doctora Beatriz Marcheco estoy trabajando ahora el Proyecto Cuba Indígena que ofrece una muy interesante evidencia científica de la presencia real de nuestros ancestros indocubanos en la composición genética del pueblo cubano. Cuando termine con este nuevo documental seguramente regresaré a la ficción.

Usted ha dicho que “La libertad de todos empieza por la de uno mismo”. ¿Se siente ahora más libre después de este documental (y de su extensa obra cinematográfica en busca de esa libertad)?

En el eje de toda mi obra está nuestra autoestima, el reconocimiento de lo que realmente somos como nación, como cultura y como pueblo. Esa autoestima es imposible sin libertad, o al menos sin el anhelo de ella. Y por supuesto que tampoco puede haber libertad con censura, con criminalización del disenso, con cubanos presos a causa de sus ideas políticas, con el éxodo brutal en el que Cuba se desangra, con la polarización que nos fracciona en bandos irreconciliables incapaces de concebir siquiera la idea de un consenso en el que se comience a materializar esa vieja quimera de una patria “con todos y para el bien de todos”. En mi caso específico, vivo y filmo en Cuba, y por supuesto que es muy difícil sentirse libre en medio de todo lo que estamos viviendo. Eso no evita que el anhelo de esa libertad esté siempre presente en mis películas. El documental que traemos ahora a MFF se mueve en ese sentido. Nicolás Guillén Landrián es un paradigma del creador en lucha constante por preservar su libertad como ciudadano y como artista.  Los últimos años de su vida transcurrieron en Miami, por eso, a 20 años de su muerte, nos resulta tan gratificante traerlo de vuelta a su público y a tanta gente que lo admira y que lo quiere.   

QUÉ: Nicolás Guillén Landrián Retrospective y “Landrián” (de Ernesto Daranas).

CUÁNDO: Domingo 7 de abril a las 5 de la tarde (Nicolás Guillén Landrián Retrospective) y a las 8 de la noche (“Landrián”)

DÓNDE:  Koubek Center (2705 SW 3rd Street)

BOLETOS: https://miamifilmfestival2024.eventive.org/schedule

MÁS INFORMACIÓN: https://miamifilmfestival2024.eventive.org/welcome

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