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IBFM 2019: De la promesa a la realización contemporánea

Written By Orlando Taquechel
August 14, 2019 at 12:52 PM

El XXIV Internacional Ballet Festival of Miami (IBFM) organizado por el Miami Hispanic Ballet (MHB) bajo la dirección artística de Eriberto Jiménez, que fuera inaugurado el pasado 27 de julio y se mantiene ofreciendo actividades colaterales de todo tipo, llegó por fin a sus cinco primeras funciones: una con jóvenes premiados en concursos de ballet y cuatro con obras de danza moderna y contemporánea.

La Gala Joven representa la promesa de una continuidad para la danza y es siempre una experiencia de ternura innegable, por razones obvias. En el programa presentado el sábado 3 de agosto en el teatro Manuel Artime, colaboraron por primera vez con MHB la Miami International Ballet Competition (MIBC) de Vladimir Issaev y Yanis Pikieris y la Universal Ballet Competition (UBC) de Lissette Salgado y David Lucas.

Entre los casi treinta participantes — es imposible mencionarlos a todos — se destacó Isabella Huertas de solo 10 años de edad en dos variaciones como solista y en la obra de grupo “Autocorrect” junto a otros cinco pequeños de la Vladimir Issaev School of Classical Ballet. Sobresalieron igualmente Andrea Díaz y Solieh Samudio del Ballet Nacional de Panamá, Reed Henry del Ballet Central New Jersey, Daisa Pulz de Ballet East Florida y los muchachos y muchachas del St. Lucie Ballet. Sin olvidar a Tessa Hogge y Harold Cueto que tuvieron la responsabilidad de cerrar el programa con “Le Corsaire” Pas de Deux.

El viernes 9 de agosto, la lluvia no impidió que las actuaciones callejeras programadas para Wynwood Walls y el Lincoln Road Mall de Miami Beach captaran la atención de los transeúntes. En la primera locación participaron la Cia. Octavio de la Roza con sede en Suiza y la Cia. Nós da Dança de Brasil.  En la segunda, actuaron el Ballet Nacional Dominicano (BND) y la Lyric Dance Company de Italia.

Las cuatro compañías presentaron obras que repetirían el sábado 10 y el domingo 11 en la Miami Arts Charter School Wynwood y en el teatro Amaturo del Broward Center for the Performing Arts.

El programa de las funciones programadas para los teatros fue el mismo en ambas y abrió con el dueto “Over the Night” a cargo de la compañía del argentino de la Roza, que nos visita por tercera ocasión. A continuación se presentó BND, que dirige el cubano Armando González y tiene muchos seguidores en Miami por ser esta su décima participación en el festival.

BND ofrecería dos solos para intérpretes con dominio absoluto de sus recursos expresivos: “Naboria Daca”, una oda folclórica a la cultura taína con coreografía de Carlos Veitía y música de Juan Luis Guerra, que bailó Maykel Acosta y “Alma Desnuda,” con coreografía e interpretación del mayestático Joel Rodríguez y música del grupo australiano Dead Can Dance.

Por su parte, la compañía brasileña mostró una obra en dos partes titulada “Bossa Nossa” (en español, “Nuestra Bossa”) donde la coreógrafa y directora artística Regina Sauer rinde tributo a los músicos que originaron la bossa nova.

“Bossa Nossa II” — que se presentó primero aunque el programa de mano decía lo contrario – está dedicada a Antonio Carlos Jobim y abre con “Aguas de marzo”. “Bossa Nossa I” — que fue presentada segunda – está dedicada a João Gilberto y comienza con “La Chica de Ipanema.” Los intérpretes son cuatro mujeres y dos hombres.

“Aguas de marzo” despierta algo de interés y las dos partes de “Bossa Nossa” tienen aciertos aislados pero las ideas se repiten, la ejecución es errática y el ambiente es mortecino. En este contexto, la mayor decepción es una impensable “Chica de Ipanema” sin gracia, con las bailarinas todo el tiempo sentadas en el piso sobre toallas de playa.

Antes del intermedio, hace su aparición la agrupación italiana en su regreso a Miami con “Omaggio a Edith,” que no es otra que Edith Piaf. La coreografía es de Alberto Canestro, también su director artístico.

El estilo de Canestro es neoclásico conciliador y “Omaggio” al igual que “Frida, Kaus Dentro” — que bailarían un poco más tarde — son trabajos de cautelosa armonía, irreprochable limpieza en el trazo y estructura muy parecida: un dueto al inicio (Edith y Marcel, las dos Fridas) y un cuarteto en su segunda mitad.

A “Omaggio” parece sobrarle todo lo que viene después del grito desesperado de la protagonista y su hermoso cuarteto bien puede ser presentado como una pieza independiente. Por su parte, la utilización de la “Serenata” de Franz Schubert sorprende en una obra sobre la pintora mexicana pero al público parece no importarle y “Frida” recibe una de las ovaciones más entusiastas de la noche.

En ambos casos, el refinado entretejido coreográfico de Canestro se ajusta como elegante guante vintage al talento innegable de sus cuatro intérpretes: Bernadetta Pollini, Reika Vigilucci, Leandro Salvischiani y Nicola Giannelli.

Después del intermedio le toca el turno a un segundo dueto creado por de la Roza — identificado en el programa de mano como “Pizzica” y anunciado por la voz en off como “Tangocho” — que resulta ser un ejercicio tan hermético y trasnochado como el primero.

Camilla Colella (su compañera en ambas piezas) y de la Roza — asumiendo también el papel de guitarrista y vocalista de su propia música — se mueven de manera espasmódica y efectista pero la creencia escénica de ambos no es suficiente para conseguir la complicidad del espectador.

Los avances tecnológicos han contribuido inevitablemente a que la danza contemporánea actual le asigne con bastante regularidad un rol protagónico a la tecnología en lugar de mantenerla como apoyo a la coreografía. ¿Por qué no? dirán algunos.

El problema es que con frecuencia llegan a Miami — y al festival — obras en versiones de bolsillo donde la coreografía se siente absolutamente desprotegida y es por eso que los pas de deux de repertorio funcionan tan bien en las galas concierto, porque el virtuosismo de sus intérpretes no depende de la tecnología.

Por suerte, todavía se hacen obras que mantienen su eficacia comunicativa no importa lo limitado o inhospitalario de las condiciones y ese es el caso de las piezas traídas a Miami por el BND que funcionan tanto en el teatro como en la calle.

La aparente simplicidad, la lucidez coreográfica y la honestidad creativa presente en los solos reseñados al principio y en el pas de trois “Una vida, dos vidas” ubicado al final, son garantía de éxito para la agrupación quisqueyana.

“Una vida, dos vidas,” con coreografía de Pablo Pérez, cuenta además con tres intérpretes carismáticos y seguros: María Valeria Melogno, Maykel Acosta y Joel Rodríguez. Ellos se encargan de hacer que el público abandone el teatro con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

El fin de semana del 17 y 18 de agosto tendrán lugar las dos últimas funciones del IBFM 2019: la tan esperada Gran Gala Clásica del sábado en el Fillmore Miami Beach Jackie Gleason y la acostumbrada Gala de Clausura en el Miami-Dade County Auditorium al día siguiente.

Foto: Maykel Acosta, Joel Rodríguez (al centro) y María Valeria Melogno del Ballet Nacional Dominicano en “Una vida, dos vidas” de Pablo Pérez. Fotografía: Emilio Héctor Rodríguez (cortesía).

ArtburstMiami.com es una fuente de noticias sin fines de lucro sobre teatro, danza, música y otras artes escénicas.

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