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Aplomo y belleza en una “boda” inolvidable
Si usted ha escuchado la expresión bailar con aplomo y amaneció el domingo pasado sin un buen ejemplo para ilustrarla eso debe ser porque no estuvo la noche del sábado en el Miami-Dade County Auditorium para presenciar la Gala anual del Ballet Clásico Cubano de Miami (CCBM por sus siglas en inglés) que será recordada por los presentes como la más hermosa demostraciónde cómo el control del cuerpo le permite a un bailarín realizar los movimientos con elegancia y precisión.
El debut en Miami de la Primera Bailarina cubana Yolanda Correa, nominada al Premio Benois de la Danse en el 2014 y Bailarina Principal del Ballet Nacional de Noruega, en el papel de la Princesa Aurora de “La Bella Durmiente” (en su versión sintetizada conocida como “La Boda de Aurora”) resultó ser una experiencia inolvidable gracias a su entrega interpretativa dotada de una serenidad completamente ajena al error o la imperfección.
Esta puesta en escena de “La Boda de Aurora”, que ocupó toda la segunda parte del programa, comienza con un prólogo inspirado en los acontecimientos del primer acto de “La Bella Durmiente” donde la protagonista resulta víctima del hechizo mortal de Carabosse, el hada malvada de la historia, que es contrarrestado por la intervención del Hada de las Lilas.
Después de una breve transición a oscuras, regresa la acción con la escena en la que el Príncipe Désiré despierta a Aurora con un beso (que es en realidad el final del segundo acto) y culmina – por fin – con la celebración de la boda de ambos.
Hay muchos personajes en “La Boda de Aurora” que proporcionan oportunidades de lucimiento para sus intérpretes. En esta oportunidad se destacaron Courtney Stohlton como el Hada de las Lilas, y Kris Bean como Carabosse. Sin olvidar a Daniela Gallardo, Jessie Marrero, Adriana Mendez-Tosin y Jennifer Villalon en el Pas de Quatre.
Los papeles del Rey y la Reina estuvieron a cargo de Gabriel Ugas y Liliana Vinueza y los personajes de cuentos de hadas encargados de proporcionar entretenimiento a los invitados al festejo fueron asumidos con entusiasmo por Emma Butterworth (Caperucita Roja), Diego Pulido (el Lobo), Nathaniel Leal (el Gato con Botas) y Margarita Armas (la Gatita Blanca). Gretel Batista y Francois Llorente salieron airosos del exigente pas de deuxdel Pájaro Azul y la Princesa Florina mientras el cuerpo de baile se comportó en todo momento con corrección.
En el rol del Príncipe Désiré, la nobleza de Sterling Baca lo define inmediatamente como un compañero ideal para Correa. Su destreza como partenaire nos afirma que lo verdaderamente importante es la belleza de la pose al hacer desaparecer como por arte de magia todo vestigio de esfuerzo y su actuación tiene una honestidad que brinda credibilidad a su amor por Aurora.
Por su parte, la Aurora de Correa es también un logro estupendo en términos de musicalidad. Su aplomo se nutre de una interiorizada armonía entre forma y contenido que le permite proyectar una pureza estilística de belleza insólita que tiene su momento culminante en la variación del Grand Pas de Deux. Sin duda alguna, esta Gala pasará a la historia de la danza en Miami atada al nombre de Yolanda Correa.
El programa abrió con un homenaje a Pedro Pablo Peña, el fundador de este proyecto y su director artístico desde su creación en 2006 hasta su fallecimiento en marzo de este año, que consistió en la interpretación en vivo del Ave Maria de Franz Schubert a cargo de Carolina Medina y acompañada al piano por Miguel Bonachea. Ambos en escena con una enorme fotografía de Peña proyectada al fondo.
Después de una breve pausa se presentaron tres obras breves. Dos de ellas, coreografías de Eriberto Jiménez con música de autores cubanos: Ernesto Lecuona e Ignacio Cervantes.
“Lecuona Suite”, es una pieza de reciente estreno para tres bailarinas que según las notas al programa trata de “la inocencia, la pasión y la amargura del amor” e inevitablemente recuerda a “Tarde en la Siesta”, la obra maestra de Alberto Méndez. Estuvo interpretada con esmero por Adriana Mendez-Tosin, Jessie Marrero y Jennifer Villalon.
“Habaneras” (2017), con música de Cervantes, es un trabajo ya conocido cuyo único elemento escenográfico es un hermoso tríptico monumental basado en la pintura de Amelia Peláez. Jiménez lo presenta ahora enriquecido por un trabajo de iluminación que le agrega atmósfera y conflicto. Mendez-Tosin, Marrero y Villalon regresaron a escena para bailarlo junto a Kris Bean, Courtney Stolhton y Diego Pulido.
Entre ambas piezas se ubicó el Pas de six del ballet “Esmeralda” con música de Cesare Pugni. La coreografía es de Marius Petipa pero el montaje es también de Jiménez en conjunto con Lidia Oquendo y Rogelio Corrales, los directores del St. Lucie Ballet, una escuela de ballet de larga trayectoria que colaboró con CCBM para la realización de esta Gala.
Las prometedoras Emma Butterworth, Aleana Perez, Lialia Lezama y Dina Xifaras (todas del St. Lucie Ballet) acompañaron a los cubanos Francois Llorente y Gretel Batista, Bailarina Principal del Dance Alive National Ballet.
Llorente y Batista ya son favoritos del público de Miami y en esta ocasión reafirmaron su atractivo como individualidades y su idoneidad como pareja con una ejecución de impecable acabado.
El cálido aplauso que recibieron solo fue superado por la larga ovación de pie que premió al final de la noche a todos los participantes en “La Boda de Aurora”.
En resumen, esta fue una Gala que la presencia de Yolanda Correa transformó en hito histórico pero donde el esfuerzo de todos los participantes transmitió un cariño enorme por el ballet y despertó el mismo sentimiento en el público de Miami que cada año espera con ansiedad este encuentro con el inconfundible estilo cubano.