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Actuaciones memorables en el XXVII Festival Internacional de Ballet de Miami
Martina Ardruino y Marco Agostino en “Pas D’Esclave” (Ballet Theatro Alla Scala, Italia). Fotografía: Simon Soong (cortesía de Miami Hispanic Ballet / IBFM)
El XXVII Festival Internacional de Ballet de Miami (IBFM) concluyó el domingo 14 de agosto con un excelente programa de clausura en el Miami-Dade County Auditorium, que el público disfrutó de principio a fin, acogiendo y celebrando sin reserva alguna a todos los artistas participantes.
Las Galas son siempre las dos actividades más esperadas del festival. En esta ocasión, la Étoiles Grand Classical Gala se llevó a cabo el sábado 13 de agosto en el Adrienne Arsht Center for the Performing Arts.
Al inicio de cada una de estas, Eriberto Jiménez, director general del IBFM, se dirigió a los presentes con un discurso en el que destacó como el festival, fundado en 1996 por Pedro Pablo Peña, “empezó con dos funciones hace 27 años y este año abarcó 23 días de actividades y 11 funciones”.
La noche del sábado tuvo lugar la vigesimosexta entrega del premio “Una Vida por la Danza” a Gloria Castro (Colombia) y el domingo, en función programada a las 5 p.m., se dio a conocer que el premio “Crítica y Cultura del Ballet” -establecido en 2007- era para Rocío Barraza Rivacoba (México), que no pudo viajar a Miami para recibirlo en persona.
Con bailarines representando a 15 compañías provenientes de 8 países (Colombia, Eslovenia, Francia, Italia, Japón, República Dominicana, Suiza y Estados Unidos) la oferta artística fue variada y no siempre estuvo a la altura de las circunstancias o satisfizo las expectativas -sobre todo en la Étoiles Gala- pero el balance final es positivo.
Las circunstancias (una gala en el Arsht Center) y las expectativas (un elenco de Étoiles) hacen cuestionar la inclusión de algunos de los participantes en la función del sábado. En astrofísica, medir la distancia a las estrellas es un asunto verdaderamente complejo pero en el ballet es algo que se percibe con facilidad. Usted puede traducir étoile como estrella, pero el término Étoile con mayûscula -que en el Ballet de la Ópera de París es un título oficial y el más alto rango en la compañía- se utiliza para calificar a los artistas que trascienden la técnica con el aplomo carismático de su actuación.
Estudiantes avanzados, starlets, divas y celebridades no son Étoiles. Los bailarines Étoiles nunca actúan en una obra de grupo, a no ser que esta sea el famoso Grand Pas de Quatre (y serían sólo cuatro). Una obra de grupo en una Gala de Étoiles es un desaire.
Por suerte, Tricia Albertson (Miami City Ballet) y Rainer Krenstetter (ahora con Unblanche, Japón) en “Adagetto”, Martina Arduino y Marco Agostino (ambos del Teatro Alla Scala) que bailaron “Sylvia” Pas de Deux, Jennifer Lauren y Renan Cerdeiro del Miami City Ballet en “Amorada” y Marizé Fumero (Milwaukee Ballet) y Jorge Oscar Sánchez (Washington Ballet), que cerraron la noche con el Pas D’Esclave de “Le Corsaire”, mostraron el sábado los atributos que definen el desempeño de las Étoiles. Todos ellos regresaron al día siguiente para actuar en la gala de clausura, algunos de ellos en obras diferentes.
En circunstancias mucho más democráticas (una tarde divertida con una muestra de “lo mejor” presentado en el evento), la tarde del domingo justificó la presencia de esfuerzos meritorios como el “Odalisques Pas de Trois” de Unblanche y el “Cisne Negro” de la Compañía Colombiana de Ballet, donde la manera de hacer de Nicole Nathalia Duque provoca entusiasmo en una buena parte de la audiencia.
Los intérpretes que regresaron reafirmaron su categoría y todos los que no se habían presentado la noche anterior, ofrecieron lo mejor de sí: Camilla Colella y Octavio de la Roza en “Introtango”, Meisy Laffitte y Alexey Minkin de Dimensions Dance Theatre of Miami en “Adiemus” (Pas de Deux) de Yanis Pikieris y David Palmer. Así como Karina Moreira y Norton Fantinel (Arles Youth Ballet Company) en “Reminiscence” y Yaman Kelemet (SNG Opera in Ballet de Eslovenia) acompañada por un Ihosvany Rodríguez espectacular en “Diana y Acteón” Pas de Deux.
Por último, es imposible dejar de mencionar algunas actuaciones individuales verdaderamente memorables: la egregia Tricia Albertson en “Adagetto”, el bruñido Jorge Oscar Sánchez en “Les Bourgeois”, la sublime Marize Fumero en “La Boheme” (acompañada por Arionel Vargas) y los desenvueltos Martina Arduino y Marco Agostino en el “Pas D’Esclave” del ballet “Le Corsaire”, cierre deslumbrante para el evento.
Sin olvidar a los sensacionales Beatriz García y Armando Brydson, debutando en Miami -invitados por el Cuban Classical Ballet of Miami- con “To Zero Point”, una obra creada por ambos. Al parecer, muchos de los presentes ya habian oído hablar de ellos por la impresión que causaron en las funciones contemporáneas y estaban preparados para grabarlos, celular en mano. Una vez más, la ovación ensordecedora al final no se hizo esperar.
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